martes, 21 de febrero de 2012

Inteligencia Generadora

En una de las últimas clases con Silvia hablamos de la Inteligencia Generadora. Me pareció un concepto interesante: la inteligencia como una fuente de la que surgían ideas, pensamientos, sentimientos. Me acuerdo bien porque dibujé una de esas fuentes del mapa conceptual.

El texto en el que nos basábamos era un capítulo de La educación del talento, de Marina y la verdad es que me gustó desde el primer momento. Pero, como todo buen relato, hubo una parte del texto que quedó en suspenso, en el aire. Era el quinto ejemplo sobre las I.G. Silvia decidió reservarlo para otro momento.

Cuando estaba buscando el documento creí que encontraría alguna cosa reveladora, algo que me abriría los ojos sobre alguna cosa que no he tenido en cuenta. Eso ha sido la tónica-dominante a lo largo del primer trimestre, ya que me he encontrado con muchos espejos que me han permitido ver mi realidad y la de los demás desde diferentes ángulos.

Lo que no me esperaba era leer lo que en un principio consideré una broma algo pesada. El título del último ejemplo se titula así Quinto ejemplo: enfermedades mentales. Al leer el título imaginé que el hecho de cultivar la I.G. ayudaba de algún modo a encauzar según qué enfermedades mentales. Nada más lejos de mi realidad.

Su IG [la del paciente con TOC] funciona mal y produce ocurrencias dañinas. Está preso de su generador de ideas.

Mi cara, en ese preciso instante, empezó a tener la forma de un cuadro picassiano. Se me antoja imaginar a una persona con TOC como un ordenador que ha entrado en un bucle y no puede ver más allá de aquella obsesión.

Empecé a pensar y pensar, intentando encontrarle un significado a aquel parágrafo que, sin ser muy extenso, era muy denso en contenido. Como parecía que había entrado en un bucle personal decidí consultar con una persona que sí tiene TOC y que conoce a personas dentro del mundo artístico con esta pequeña dificultad.

Le pregunté si el hecho de tener TOC le había impedido ser creativa o si bien todo lo contrario a lo que me contestó que ni le había ayudado ni le había dejado de ayudar pero que estaba claro que el TOC no le había impedido ni a ella ni a otros que conocía, desarrollar su pasión por el arte. Es decir, que tener TOC no les perjudicaba necesariamente a la hora de ser ellos mismos como artistas.

Puede que esté malinterpretando lo que Marina quería decir y que realmente fuera otra cosa pero claro, si observo la historia también hay muchos grandes artistas con TOC u otros problemas que en principio deberían haber impedido que pudieran crear: David Helfgott (Shine) padece de ansiedad aguda y neurosis y no por ello ha dejado de ser un excelente pianista. Aunque el caso que más me conmueve es el caso de Munch. Hombre depresivo donde los haya, con un pasado bastante terrible, creaba cositas como esta.


Cuando el doctor Daniel Jacobson le curó de sus obsesiones Munch se dedicó a pintar escenas de la vida cotidiana y, aunque evidentemente no voy a anteponer la salud al arte, su mágico trazo desapareció.

Así pues, puedo pensar que Marina, en su texto, quiso decir algo así como que las personas que sufren transtornos, que están presos de su generador de ideas, producen un arte distorsionado, irreal, debido a que esos transtornos impiden el correcto funcionamiento de la Inteligencia Generadora. Por poner un ejemplo, es como si una lavadora se hubiera quedado encallada en un programa determinado y tan sólo pudiera funcionar con ese programa, destrozando la ropa con cualquier otro.

La idea es interesante en sí: la creatividad se queda atrapada en aquella o aquellas obsesiones que la Inteligencia Generadora crea, generando un arte que, por decirlo de algún modo, va contra natura, generando un arte negativo que no existiría de no ser por un trastorno. Esto impide desarrollar otro tipo de arte más positivo o natural debido a que la Inteligencia Generadora no funciona correctamente.

El problema que veo desde mi punto de vista es que, por muy distorsionada que estuviera la Inteligencia Generadora de Munch, por mucho que su arte fuera fruto de una distorsión de su I.G., miro El grito y no dejo de admirarlo y considerarlo una de las grandes obras de arte de nuestra historia. Por ello, a pesar de entender qué era lo que Marina quería expresar, no puedo estar más en desacuerdo.

2 comentarios:

  1. Me quito el sombrero..
    "Por ello, a pesar de entender qué era lo que Marina quería expresar, no puedo estar más en desacuerdo"
    ¡Me ha encantado el final!

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  2. Muchas gracias, me alegro mucho que te haya gustado. Tenía que escribirlo! Al menos por los colegas que tienen TOC. Un abrazo

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