sábado, 29 de octubre de 2011

Alexandre Magne

Els alumnes de tercer d'ESO volien ballar hip-hop i mentre aquest somni era això, un somni, no els va preocupar massa. Va ser en el moment que vaig dir comencem a ballar hip-hop quan els alumnes van fer-se enrere.

En moments com aquests pots fer dues coses: dir que es farà una activitat i prou o fer com Alexandre Magne i ésser el rei de la manada. Vaig fer un discurs sobre superar-se un mateix, sobre ser coherent.

-Com a docent he estat coherent amb vosaltres? - vaig preguntar.
-Sí - van respondre.
-No he fet allò havíem acordat? - vaig remarcar.
-Sí - em tornaren a dir.
-Doncs ara vos toca ser coherents, superar els vostres murs... O penseu en ésser uns covards tota la vida? Hem de superar barreres, sinó sempre ens quedarem on estem!!

Penso que és el més a prop de Hitler que estaré. Solament em faltava dir Achtum! i caminar sobre la ciutat de Sabadell. I és que no és qüestió d'imposar, és qüestió de motivar, d'incentivar, de fer-lis entendre que ho poden fer. Nosaltres com a adults, que ja tenim tants esquemes arrelats que no som capaços de sortir d'ells, hauríem d'ésser els primers en entendre aquestes situacions.

Sabia quin era el problema real. El problema no era ballar hip-hop, el problema era ballar sols perquè se sentien més exposats que de costum. El ballar amb un company o companya els feia sentir protegits. Ballar tot sol suposa haver de demostrar-se a un mateix que pots fer les coses o no. Així els hi vaig fer saber.

Per tal de no ser massa dura vam fer un tracte: podien ballar en grups per tal de sentir-se més acompanyats, la qual cosa els va motivar.

És clar que, igual que Alexandre Magne, quan ets el rei de la manada, també has de donar exemple. Quan l'alumna que ensenyava hip-hop em va dir hem de ser capaços de superar els nostres murs arrossegant-me per ballar, vaig adonar-me del monstre que havia creat. Volia negar-me, però no vaig poder evitar-ho, tenien tota la raó. Em van donar una bona lliçó d'humilitat, pot ser de les més importants que m'han donat en la meva vida.

I vostè, senyor Mutt, balla? I vosaltres? Intenteu ser coherents respecte al que digueu? Intenteu enfangar-vos? Quina és l'activitat amb la qual vos heu sentit totalment realitzats?

jueves, 27 de octubre de 2011

El caracol

Calen espais buits d'autoritat, perquè aquesta potència que cada nen i cada nena representen pugui aflorar i entrar en joc.

Eulàlia Bosch

Hace poco que estoy con alumnos de primaria y no dejan de sorprenderme. A mi grupo les encanta los animales. Supongo que es normal y que a todos los niños les gusta estar en contacto con ellos, ahora bien, mi grupo es de aquellos que se pasan parte del patio buscando bichitos por aquí y por allá. Bichitos que acaban en mi mesa. Bichitos que a veces no cuidan y que acaban estirando la antena/pata/etc.

Hoy estuvimos hablando de las consecuencias de no cuidar a los bichitos que traemos a clase. Aprovechando este incidente les comenté que días atrás, en la calle, me había encontrado un caracol que tenía la cáscara magullada. De hecho, reaccionaba bruscamente a cualquier cambio a su alrededor, por muy sutil que sea.

-¿Qué creéis que le pudo pasar? - pregunté.
- ¿Lo pisó un camión? - preguntó Ángel.
-¿Quién le haría daño? - preguntó Araceli.
-Puede que esté asustado - inquirió Javi.

Les comenté que además, cuando se arrastraba, parecía no poder con su casita. Estuvimos comentando que podía ser consecuencia de la magulladura que sufría. Después de debatir porqué un caracol había llegado a aquella situación, aproveché para comentar las diferentes técnicas de trabajo de cada alumno.

-¿Todos realizáis los trabajos igual de rápido? - pregunté.
-No - respondieron al unísono.
- ¿Y qué podemos hacer si todos no vamos al mismo ritmo? - pregunté.
-Ayudar a los compañeros que tengan problemas - respondieron a la primera.

"Ayudar a los compañeros que tengan problemas", respondieron unánimemente, sin necesidad de edulcorar la situación, ni dirigirla. ¿En qué momento el ser humano pierde su capacidad de empatizar con otro ser? ¿En qué momento nos olvidamos de nuestra propia fragilidad?

martes, 25 de octubre de 2011

La tetera de la discordia

Soy una tetera, soy guapa y rechoncha, tengo asa, panza y soy muy redonda. Cuando esté hirviendo oirás un silbido. Inclínate, cógeme y el té estará servido.

Canción popular extraída de La tormenta perfecta

Tenia ocho años cuando la profesora me puso delante un set de bricolage, es decir, una pequeña bolsa con trozos de madera para pegarlos entre ellos.

La profesora empezó a explicar cómo debíamos pintar los trozos y unirlos entre sí a fin de tener un colgador en forma de tetera. Para limitar un poco más nuestra curiosidad nos puso dos colores: A nuestra derecha teníamos la pintura blanca y a nuestra izquierda el barníz. Además, por si acaso nos volvíamos anarcas, las flores de corcho sólo podían ser amarillas, rojas o azules.

Era una buena docente y como tal nos explicó a todos que el cuerpo de la tetera debía ser blanco mientras que la tapa, la base y la boquilla de la tetera se tenían que barnizar. Era sencillo y si lo encontrabas complicado tan sólo debías observar al compañero.

Desde el principio la tetera se me atravesó ¿Porqué debía ser blanca? Claro que tenía una en casa pero podía ser que las teteras cambiaran de color. Quizá si me hubieran dado una razón lógica no hubiera tenido tanto problema. Pero ¿Porqué blancas? Si es un color insípido, ¡Inútil!

Le pregunté a la profesora cómo se debía hacer. A veces tenía problemas para poder entender cómo realizar una actividad, así que ella me lo explicó una vez más. Seguía sin estar segura ¿Blanca? Volví a preguntar y esta vez, al no tener una respuesta corporal positiva, decidí abandonar el barco y acabar con la tetera de forma rápida.

Ahí estábamos los treinta alumnos pintando nuestra tetera cual niños tercermundistas haciendo lo último de Nike. Coloreé todas las piezas, las pegué, pinté mis flores y, en el preciso instante en que las iba a pegar un compañero señaló con sorpresa que mi tetera no era como las demás.


La profesora se acercó rápidamente y observó mi traición, porque, aunque no lo dijera, cambiar el color de aquella tetera significó traicionar al régimen escolar. Lo siguiente que escuché fue una bronca monumental. Me sentía dentro de una película de terror, sobre todo porque no acababa de entender qué pasaba. Frases difusas pasaban por mi cabeza: ¿Porqué se enfada? o Es sólo una tetera o ¿Le va a gustar menos a mi madre? o ¿Blanca?

Ni los jinetes del apocalipsis, ni el propio Belcebú podrían haber parado a aquella mujer, que poco a poco se iba encendiendo más y más hasta conseguir que rompera a llorar.

Hoy por hoy me pregunto qué hubiera pasado si, en vez de enfadarse, me hubiera preguntado porqué la pinté de aquella manera o si hubiera investigado si tenía algún problema en la escuela o si bien hubiera alentado mi originalidad casual.

Cuando se secaron todas las teteras las envolvimos. Cuando la profesora, más calmada, me dio mi tetera, un compañero se acercó al mismo tiempo a la mesa. Observó la tetera y espontáneamente dijo ¡Le ha quedado mejor que a nosotros! La mirada, fría y penetrante de la profesora era un poema.

lunes, 24 de octubre de 2011

El profesor de piano

Era un buen profesor de piano... No había duda. Algo estricto quizá pero en el fondo buen profesor.

El pianista retirado observaba los premios que había ido consiguiendo a lo largo de su carrera. Empezó a tocar con cuatro años y a los ocho debutó en el Carnegie Hall con una obra que sus dedos todavía podían recordar... Acariciaba con éstos el sofá donde permanecía sentado desde hacía media hora escuchando a un alumno nuevo. No es que tuviera grandes posibilidades pero era dinero contante y sonante. Y de eso siempre necesitaba más.

El pianista se levantó del sofá – casi se duerme con el “pequeño recital” del muchacho- y empezó caminar para estirar un poco las piernas.

  • ¿Y bien? ¿Qué le pareció? - Preguntó el alumno.

  • Bien... No está nada mal... No está nada mal... Si quieres prepararte para las pruebas en Viena tendremos que trabajar duro... ¿Lo sabes?

  • Sí, por supuesto, soy consciente.

  • ¿Sabes que mis clases son... caras?

  • Sí, lo sé... Pero estoy dispuesto a correr el riesgo.

Hablaron un rato más y luego se despidieron.

  • Por cierto es un mi bemol.

  • ¿Qué?

  • El primer pasaje de la balada es un mi bemol.

  • ¡Ah! ¡Gracias!

Por fin se había largado... ¡Dios! Qué tostón de clase...

El pianista vivía en un pueblecito de las afueras... Era un pueblecito muy singular porque la mayoría de sus habitantes no habían salido casi nunca del pueblo. Eran muy particulares estos campesinos. Una de estas rarezas eran sus manos ya que a casi todo el mundo le faltaba el dedo meñique. Era algo apabullante.

Sonó el timbre. Seguramente era el tostón de las 18h.

  • ¡Hola! ¿Cómo estás? - preguntó el profesor al niño de ocho años.

  • Bien... He... He estudiado mucho- respondió el muchacho.

  • ¡Muy bien!

Pasaron al salón y el niño empezó a tocar. De repente se quedó estancado en una pequeña pieza de Beyer... El pobre todavía tenía los dedos muy débiles como para tocar esa pieza pero el profesor confiaba en que poco a poco se adaptaría.

  • Bueno, bueno... ¡Se nota que has estudiado! - dijo el profesor sonriente.

  • ¿De verdad? - preguntó el niño.

  • Sí, de verdad... Cuidado con esta nota, ¿La ves?- respondió el profesor.

  • Sí... - afirmó el alumno.

  • Esta es...

  • Un... ¡Un do!

  • ¡Muy bien! ¡Lo estás haciendo muy bien!- le felicitó el profesor.

  • Gracias – respondió el niño con mirada de admiración hacia aquel personaje extranjero.

  • Cuidado no te vuelvas a equivocar... O te cortaré un deditoooo – le dijo el profesor haciéndole cosquillas.

El niño rió estruendosamente mientras el profesor también lo hacía. Al principio tal broma no fue bien acogida por el pueblo. Ya se sabe... con esa particularidad de las manos no era cuestión que ningún extranjero viniera a reírse pero luego se fueron acostumbrando a él. Sí, esa es la palabra... acostumbrando, porque aceptar es una palabra que casi no se aplicaba ni para los propios pueblerinos.

El profesor de piano había llegado a aquel pueblo después de hacer alpinismo con unos amigos. Habían empezado a escalar los pirineos y, cuando parecía que estaban perdidos, después de tres días sin alimentos, congelados, unos hombres los encontraron.

Todavía no sabía exactamente cómo había llegado a aquel pueblo. Sólo sabía que era un pueblo que ni aparecía en los mapas y que consiguieron llegar gracias a aquellos hombres. Lo triste de todo ello es que él perdió dos dedos de la mano y decidió quedarse allí antes que volver, derrotado por la naturaleza.

El profesor de piano miró a través de la ventana... Era curioso lo bonito que era ese pueblo y lo mucho que lo aborrecía. Tan sólo estaba allí por orgullo, por no querer contar al resto del mundo que perdió dos dedos en una mísera batalla contra los elementos.

Miraba a la gente del pueblo. Casi todos habían sido alumnos suyos, casi todos. Aún quedaba alguno que se había rezagado y que no se había atrevido a dar clases.

Se sonrió por un momento mientras sonaba el timbre. Debía ser el tostón de las 19h.

  • ¡Hola, profesor!

  • ¡Hola, querido! - respondió el profesor con una sonrisa forzada.

Llevaba días que no podía soportar a aquel alumno... sí... tocaba de pena. Muchos hablaban por entonces de pedagogía pero él sabía en su fuero interno que la pedagogía era para pusilánimes... Estos niños necesitaban disciplina.

Empezó a tocar la misma obra de siempre... Con los mismo fallos, los mismos errores.

  • A ver ¿Cuántas veces te he de repetir que esto no es así? - le preguntó el profesor.

  • Lo siento... He estudiado... de verdad... - dijo el niño temblando.

  • No, si yo te creo... Pero dime... ¿Cuándo cumpliste los ocho añitos?

  • La... La semana pasada... profesor – dijo el niños con lágrimas en sus ojos.

  • Sabes que dejo tres añitos de margen para que os pongáis las pilas pero veo que seguíis sin entender que hay que trabajar duro...

  • Lo... Lo siento, de verdad – dijo el niño sollozando.

  • Sí, claro ¿Cuánto tiempo llevas intentando tocar el concierto nº18 de Mozart? ¿Cuánto?

  • Pero... Pero es que...

  • ¡¡Pero nada!! ¿Sabes lo que te va a pasar?

El niño asintió. El profesor de piano era muy severo con sus alumnos y no perdonaba a nadie. Con siete años tenía que saber tocar aquel concierto.

  • ¿Sabes que yo toqué ese concierto a tu edad?

  • Sí... lo sé.

El profesor le tendió la mano para recibir la manita del pequeño. Era una manita pequeña y redondita, nada que ver con las manos de los pianistas. A lo mejor llegaba a ser un buen profesor el día de mañana pero no un gran pianista.

Cogió la mano del muchacho y la puso en una mesa. Era una mesa especial ya que era más alta de lo normal. El color era de un rojizo que no se distribuía de forma uniforme.

El profesor de piano agarró fuertemente la mano del niño mientras con la otra mano cogía un cuchillo.

El dedo pequeño salió volando acompañado de un chillido desgarrador por parte del niño y su consecuente desmayo. Todavía quedaban restos de otros dedos en el lugar.

Sonó el timbre. Seguramente era el padre de la criatura. Se afanó en envolverle cuidadosamente la parte sangrante de la mano mientras que abría la puerta.

  • Lo siento, a mí me duele más que a ustedes hacer esto pero ya saben...

  • Sí,sí... claro – respondió el padre mientras miraba al hijo medio inconsciente – eres un fracaso... eres un fracaso.

  • Lo siento, de verdad... - murmuró el niño encogido de dolor.

El pianista cerró la puerta tras de sí... Desde que él había llegado muchos de los pueblerinos habían perdido su dedo intentando tocar piano, pero tenía que buscar al pianista perfecto, sabía que existía en ese lugar, lo sabía... Y cuando lo encontrase tendría preparado su mejor cuchillo... nadie le haría sombra...



Ilustración: Lali Rivero

domingo, 23 de octubre de 2011

Tesi transmoderna sobre la Història de la Literatura a la llum de la sociologia, la politologia, l'antropologia, la crítica literària i la filosofia



El placer de leer

Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas

A. Einstein

Hoy no puedo dormir. Las hormigas están nerviosas y no paran de llamar mi atención. Me revuelvo en el sofá, que poco a poco se ha ido haciendo más y más incómodo, y empiezo a leer.

La lectura ha sido y es una de mis pasiones favoritas. De pequeña, siempre que salía a comprar alguna cosa conseguía de un modo u otro que me compraran un libro. Me daba igual el color de los zapatos o del jersey, quería un libro.

Poco a poco ese camino me llevó a escribir, cosa que, mejor o peor, me ha ayudado a expresar mis ideas y pensamientos.

Pero no es todo oro lo que reluce porque siempre hay más libros que leer y más cosas que aprender.Te diriges a un docente universitario con tus pajas mentales (porque a fin de cuentas no son más que eso), confiado en que puedas aportar ideas. Hasta que empiezas a leer los libros (in)adecuados.

Ent
onces, sólo entonces entras en un mundo oscuro, porque la buena lectura hace que comiences a escarbar en lo más profundo de tus pensamientos, en tu propio ser, es lo mismo que mirarse a un espejo. Te reconoces en algunos libros entendiendo que tan sólo eres una de esas hormigas que recorren tu mente, todavía peor, ¡Eres más pequeña que tus propias hormigas!



Ellas, sabidas de esto, aprovechan tu desventaja para atraparte: saben que te estás haciendo cada vez más y más pequeña, sin haber probado nada de lo que tomó Alicia en el País de las Maravillas. Divagar por divagar no les sirve de nada, se ríen de mí y eso me desespera. Es ahí, en ese preciso instante (momento, como lo llamaría Ana en su blog) cuando de alguna manera, no sabes bien cómo, pasan tus pensamientos rápidamente por tu mente y dejan de tener sentido. Te desnudas y te haces consciente de tu propio ser, de tu propia inutilidad, de tu propio vacío confuso. Estás renaciendo, mudando de piel, siendo consciente de tí mismo y de tu ignorancia.

Las hormigas están a punto de devorarme, pero como diría Juanjo Sáez (o su madre) en Arte, conversaciones imaginarias con mi madre, es en los peores momentos cuando se agudiza el ingenio. Esperemos que sea así antes de que me haga demasiado pequeña.

jueves, 20 de octubre de 2011

El cordero del Principito

Y le espeté:

- Esta es la caja. El cordero que quieres está adentro.

Pero me sorprendí mucho al ver que se iluminaba el rostro de mi joven juez:

- ¡Es exactamente así que lo quería ! ¿Crees que este cordero necesite mucha hierba ?

- ¿Por qué ?

- Porque en casa es todo pequeño...

- Seguramente le alcanzará. Te di un cordero bien pequeño.

Inclinó la cabeza hacia el dibujo:

- No tan pequeño... ¡Mira! Se durmió...

Y fue así como conocí al principito.



¿Qué hubierais dibujado vosotros? ¿La caja o el cordero?

Uno de los factores más importantes, tanto dentro de la docencia como en el arte, es la imaginación. Esta semana ha surgido este concepto en el aula, con los compañeros, y hoy ha sido uno de esos días en los que, como si de una señal se tratara, se ha hecho aún más patente.

Todo empezó en el patio, cuando dos alumnos de primero de primaria se acercaron muy serios y me dijeron que sabían hacer desaparecer su casa diciendo abra cadabra, pata de cabra. Atónita al principio me quedé mirándolos fíjamente hasta que recordé que a su edad hacía lo mismo, es más, recuerdo cómo los compañeros del aula nos disputábamos el derecho a poder hacer desaparecer cualquier cosa.

Les respondí que, cuando era pequeña, conseguía hacer lo mismo pero que, con el tiempo, el conjuro me había dejado de funcionar. Cuando les dije eso me miraron inquisitoriamente, alentándome a que lo intentara. Cuatro ojitos curiosos me miraban insistentes esperando mi respuesta. Así que, decidida, recité el conjuro de nuevo: abra cadabra, pata de cabra y ¡¡He aquí que, curiosamente, mi casa ya no estaba!!

Ilusionada por ello desde hace cinco minutos no hago más que repetir dicho conjuro insistentemente, con la ilusión de que no me lleguen más facturas. Repito las palabras mágicas cual mantra budista y he de decir que, desde que he empezado, no he recibido ninguna carta de gas, luz o agua. ¿Será cierto que funciona?

La imaginación es la puerta a otro(s) mundo(s), como si fuera la sala de los menesteres de Harry Potter, ya que en ellos guardamos nuestros más profundos deseos y temores. Gracias a ella podemos conseguir que nuestros alumnos se interesen por cualquier materia, conseguir volar, soñar, crear... acercarnos a ellos, entender su mundo y sobre todo no olvidarnos de nuestro lado infantil. Porque, todo sea dicho, muchas veces nos olvidamos que nosotros también hemos hecho desaparecer casas.

miércoles, 19 de octubre de 2011

ART: mil i una formes d'entendre el món... (I)

Tenemos el arte para no perecer a causa de la verdad

F.W.Nietzsche


Molts ens hem refugiat a la cova de l'art per expressar allò que consideràvem necessari cridar i que pot ser no era suficientment escoltat. Això dóna pas a un enorme abanic de possibilitats, ja que cada persona té un concepte totalment diferent de l'art.

Sempre m'ha agradat observar la gent, veure quin és el seu tarannà, quin tipus de música feien o bé quin tipus d'art(s) havien elegit per desenvolupar-se com a persones. A través de les pel·lícules he desenvolupat la passió d'observar els costums d'altres països i la forma de narrar històries. Per exemple, les pel·lícules nòrdiques tenen un tempo lent, es recreen amb la història que conten, sense pressa. Tens la sensació de viure per uns moments a càmera lenta i et fa reflexionar sobre com una història, si està ben narrada, no necessita bombardejar l'espectador amb imatges ràpides. D'altra tenim el cinema anglès, amb un tempo més ràpid però amb una cultura teatral ben assortida. Per exemple, Imelda Stauton, gran actriu anglesa, té gran experiència al teatre, la qual cosa es reflecteix a les pel·lícules que ha realitzat com per exemple el gran film El secret de Vera Drake.


El mateix passa amb l'art. Cada cultura té una forma d'expressar l'art totalment diferent. L'òpera xinesa conjuga teatre, maquillatge, música entre d'altres, mentre que els musicals de Londres tenen una expressivitat totalment diferent. La dansa també és un indicatiu del caràcter de la gent, la pintura, l'escultura, la música...

Fa un temps tenia un company de feina, docent de llengua castellana, que un dia es va dedicar a escriure en diferents llengües, fent que els alumnes coneguessin diferents escriptures i aprofitant la varietat cultural de l'aula. Com a músic em veig en l'obligació de prestar atenció a allò que els alumnes consideren part de la seva vida. Molts pensareu que als alumnes de l'ESO tan sols els agrada el reggaeton o bé el pop barat. Aneu molt errats: els agrada el reggaeton però no el que arriba aquí, si nó l'autèntic, el que era mescla de reggae i de música centreamericana; els agrada el hip-hop, el rap (composen i canten), el flamenc (alguns són vertaders experts en flamenc coneixent a Farina, Manolo Caracol o Antonio Molina i fins i tot improvisen de meravella), la música àrab (els nens marroquins toquen el djembé tant sols com en grups), etc.

El crisol de cultures dintre d'un aula pot arribar a ser excepcional i és una oportunitat d'apropar-nos al món que envolta l'alumne. A partir d'ahí tenim l'oportunitat de mostrar la música que volem ensenyar i és que de vegades se'ns oblida que hem de donar exemple i primer escoltar abans de parlar. Alguns alumnes han posat de manifest la repulsió que senten cap aquells docents que pensen que ho saben tot i que no els escolten i considero que és una reflexió força madura per un alumne de catorze anys, el suficient com per reflexionar sobre ella.

De vegades escoltem comentaris tal com aquest alumne és impossible o bé és que no m'escolta. Però ens hem aturat a parlar amb aquell alumne? L'hem escoltat? O tan sols ens agrada escoltar-nos a nosaltres mateixos? Perquè de vegades dóna la sensació que ens agrada llepar-nos el melic.






domingo, 16 de octubre de 2011

La cocina es arte


Crecí en una familia sencilla. Tengo la suerte de tener una madre que se ha desvivido por mí. Recuerdo las tardes en que la pobre intentaba hacerme entender que no se podían sumar monedas con caramelos. Pero si es mío ¿Porqué no puedo? le preguntaba. Y no salía de mi concepto propio de matemáticas.

Esto también pasa con el arte. Si yo considero arte una cosa determinada ¿Porqué otra persona me tiene que decir lo contrario?

En el libro El factor ¡Wuau! El papel de las artes en la educación, la escritora, Anne Bamford, deja muy claro, entre otras cosas, los diferentes conceptos de arte alrededor del mundo: la caligrafía en China, en Bután dividen las artes en tradicionales y modernas... Llegamos a la conclusión que el concepto de arte que tenemos es muy reducido. Delimitamos y creemos ser jueces capaces de distinguir qué es arte y qué no, sin importarnos a veces el punto de vista de los demás.

Tuve la suerte de crecer junto a un hombre totalmente renacentista, aunque creo que lo ha descubierto hace relativamente poco. Me acuerdo que de pequeña iba a ver a mi padre trabajar en la cocina. Inmerso en su mundo me sonreía y seguía caminando rápidamente por el largo pasillo de la cocina, unas veces con fruta, otras con una tarta enorme, con colores suaves que invitaban a probarla.

Poco a poco fue desarrollando sus propios platos y hace unos años descubrió el azúcar y sus grandes posibilidades. Muchos le dijeron que era muy difícil realizar figuras de azúcar y menos de según qué tamaño, pero él pensó que si otra persona podía hacerlas él, también.



Años después empezó a escribir sus recetas de cocina. Sigo observándole con el mismo semblante ceñudo, concentrado en sí mismo, en lo que tiene que escribir. Además, por si fuera poco, realiza las fotos de los libros, creando la imagen perfecta, eligiendo el plato que haga resaltar adecuadamente la receta.

Pero lo que más me sorprende es que, poco a poco, se ha acercado a la escultura, tanto de azúcar como de hielo, preparando numerosas puestas en escena: luces, hielo sintético para que haga humo, colores... Y es que nunca ha dejado de imaginar. En su mente hay tantas cosas por explorar que no se cansa, no se agota.

Creo que ello es debido fundamentalmente a un rasgo de su carácter que no ha perdido durante todos estos años: la curiosidad por aprender de los demás y el esfuerzo continuado. La perseverancia de querer hacer las cosas bien como modo de generosidad hacia los demás.

Y es que ¿No es el arte un acto de amor? ¿Un acto de generosidad para con los demás? Os invito a que veáis y disfrutéis de sus dulces obras de arte.



http://www.lacocinaesarte.com/

sábado, 15 de octubre de 2011

MUS-E


Las personas tendemos a volver a repetir esquemas. Y muchos. El clasicismo bebía de los patrones de la misma Grecia; el barroco, del renacimiento y el romanticismo a su vez del barroco, y hoy día las influencias artísticas son realmente variadas, creando un crisol de estilos que nos permite escoger aquello que consideramos interesante.

Pedagógicamente hoy por hoy hablamos de la pedagogía sistémica (Bert Hellinger), de interdisciplinariedad, de las múltiples inteligencias (Gardner)... Y de la educación en valores. Todo ello es interesante y a la vez nos invita a la reflexión sobre qué hacemos y qué podemos hacer como docentes.

Una de las cosas que algunos docentes aplicamos es la educación artística en valores. Y nos ernorgullecemos. Consideramos que estamos cambiando el mundo o al menos, lo intentamos.

En 1994 nace la fundación Yehudi Menuhin, una fundación que en principio defendía que la música debía ser accesible a todos. Pero aquello fue tomando cuerpo, abarcando así a todas las artes, convirtiéndolas en la vía de desarrollo de los valores, donde no había distinción de razas y se fomentaba la solidaridad.

Es interesante observar cómo volvemos a un renacimiento de las artes, esta vez dentro de la propia educación. Aunque si queremos un renacimiento educativo, lo primero que deberíamos hacer es entender que el docente no ha de desarrollar solamente su labor educativa, si no también otros aspectos artísticos.

Seguramente, señor Mutt, se pregunte qué quiero decir con ello. Es muy sencillo ¿Cuantos cursos o cursillos hemos realizado en estos últimos años tan sólo por unas oposiciones? ¿O porque "hay que hacerlo"? ¿Por qué no nos hemos planteado enriquecer nuestras habilidades de otro modo?

Mi pensamiento va dirigido al estudio pedagógico y la práctica artística. El primero es fundamental para poder dar clase. Un curso en el que nos expliquen cómo dar clase no es suficiente; un máster no es suficiente; la vida entera no es suficiente. Muchos de nosotros hemos aprendido a dar clase de la forma más cruda posible: sin tener ni idea de pedagogía. Algunos consideran que el sueldo no está mal y hacen un mínimo; otros se replantean la necesidad de desarrollarse para poder transmitir aquello que creemos necesario e interesante. Y ahí reside parte de los problemas de nuestro sistema educativo, un sistema dividido en aquellos que no se reciclan y aquellos que sí. Un sistema donde a veces priman las diferencias personales y profesionales más que los propios alumnos. En resumen, un sistema donde padres y docentes no se unen para ayudar a los alumnos a crecer intelectual, emocional y personalmente, no puede funcionar, es más no debe sobrevivir.

El segundo, la práctica artística, es indispensable para poder evolucionar. Comparo al docente que no evoluciona con aquellos padres que han olvidado que también son personas y como tal se han de cuidar.

El hecho de estar en contacto con el arte (una exposición, un concierto, exponer, escribir...) hace que renovemos nuestro propio espíritu, haciéndolo joven y con ganas de descubrir el mundo. De ese modo damos ejemplo a nuestros alumnos: siempre hay personas mucho más sabias que nosotros y con una experiencia docente y artística de un valor incalculable. Cuando nos olvidamos de esto, cuando pensamos que ya lo sabemos todo, aquellos valores que queremos inculcar se van difuminando delante de nosotros, como si de un recuerdo se tratara. Es la entrada a la ignorancia porque, por muchas carreras o cursos que hayamos hecho, a tiempo de ser ignorantes siempre estamos. Es más ignorante la persona que con estudios no hace por evolucionar que aquella persona que, sin estudios, es capaz de aprender de todo aquél que le rodea.

Así pues ¿Cómo podemos educar en valores si nosotros mismos hemos perdido los referentes? ¿Si ni tan sólo tenemos la mente abierta para escuchar a aquel que, con siete años, es capaz de explicarnos qué siente cuando algo pasa a su alrededor? La humildad, diría mi padre, es una de las virtudes más desvirtuadas.


miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Artesano o artista?

Señor Mutt, teniendo en cuenta la charla que tuvimos este fin de semana, considero necesario plantear al lector la cuestión que discutíamos hace dos días. Desde entonces las hormigas están hiperactivas, de hecho estoy planteándome darles Ritalín, a ver si se calman.

La cuestión que discutíamos el señor Mutt y yo era el concepto de artesano y artista. La palabra artesano (artis-manus) indica a aquella persona que realiza obras de arte con sus manos; en cambio, artista (ars/artis) es aquel que no necesariamente ha de crear las obras, un gestor del arte.

Por lo visto tenemos muy claro qué significa una y otra pero en realidad no hay una delimitación clara. No solemos marcar con una X donde se acaba el concepto de artesano y donde se comienza a ser artista. Tampoco creo que sea relevante ahora mismo, ya que primero deberíamos ser conscientes de la diferencia entre ambos términos.

Por un lado tenemos el concepto artesano. Para mí ser artesano significa moldear, construir algo siendo plenamente consciente de una nueva creación, consciente de estar creando algo hecho de pies a cabeza por nosotros mismos. Como músico ser artesano, a mi modo de ver, implica componer, interpretar, o dirigir, por ejemplo. Ello conlleva muchos elementos: escuchar, análisis, reflexión, documentación, perfección entendida desde el punto de vista interpretativo.

Por otro lado hablemos del concepto de artista, que surge a partir del siglo XIX donde aparece l'art pour l'art i el culto al genio. Ahí es cuando realmente se mitifica al músico como artista a través del concertismo. Ya el propio Liszt explotó sus orígenes húngaros para conseguir más fama (no será hasta más tarde que en sus composiciones veremos la influencia húngara).

Por desgracia en el siglo XX esto ha ido a más, sobre todo en la música popular, donde el artista se convierte en un ídolo de masas, desvirtuando completamente el ideal del propio arte. Recuerdo cómo una compañera me decía, sorprendida, cómo el pianista al que admiraba se había equivocado en un pasaje y empezó a repetirlo obsesivamente hasta que consiguió tocarlo. Hemos llegado a la desartización del arte: puedes llegar a ser artista sin haber sido nunca, ni pretender ser, artesano.

Observas a un pianista tocar para un gran público y puedes observar de forma superficial el proceso interno que ha tenido que pasar para entender y simpatizar con la obra que interpreta. En ese momento se establece una conexión entre él y su público, se produce una energía que conecta a todo aquel que está en la sala. Estás escuchando a un artesano del arte, una persona que ha madurado con la obra. Recuerdo ver a un compañero que había envejecido, tal era el proceso psicológico que había sufrido, porque se sufre. Un buen artesano es aquel que decide dedicarse a la interpretación siendo consciente de que, lo más probable, es que no viva de ello. El artesano moldea, primero con su intelecto y después con su cuerpo, aquella obra que tiene en sus manos. Es una persona que tiene la paciencia suficiente para retocar la obra de forma casi milimétrica, y no me refiero a la parte técnica solamente, sino más allá, la parte personal, adentrarse en sí mismo y hacer una comunión consigo mismo, observando su propio ser. Escucho a Jordi Savall tocar la viola de gamba y me doy cuenta de que está en otro nivel, juega en otra liga, no puedo rebatirle.

Hoy descubro en mis compañeros personas dispuestas a ser artesanos. Por desgracia los artistas no tienen tan clara la diferencia, claro que entonces serían artesanos. Son los primeros que deberían reflexionar porqué hacen arte, si por lo que conlleva o bien por su propio ego. Eso convierte al arte en algo banal, en una inutilidad sublimada.

¿Y usted, señor Mutt, es artesano o artista?

sábado, 8 de octubre de 2011

La música clásica

Existe la música, así a secas, en plan cutre y existe la música llevada a otro nivel. Esta música Superior y tocada por los dioses, las musas y los catedráticos, es Bach, Beethoven, Mozart o Chopin. Es más que música ¡Es una hierofanía! Ante ella debemos mostrar un respeto y una reverencia, e incluso un temor, que conmueve nuestra alma y nos enfrenta a las más elementales y profundas esencias humanas.

Existe, sin embargo, otra forma de acercarse a tan magna hierofanía. Me gustaría que apagarais las luces, os relajarais y observaseis tan dulce delirio:





Esto pasa con la educación cuando la intentas llevar a otro nivel. La música clásica no hay que tomársela en serio. Acerquemos la música a los alumnos, no la alejemos. Ellos también tienen derecho a disfrutar de Bach, Beethoven, Chopin... Ellos también tienen derecho a crecer siendo inocentes.

viernes, 7 de octubre de 2011

Vikilans o wikiñols? El concepte d'art

Ara mateix el món de les llengües està remogut. A les escoles tenim el debat sobre català i castellà. Hi ha qui se sent cent per cent català amb totes les conseqüències; hi ha que en canvi no pot ni tan sols beure cava català o pensar-hi en la independència o el trencament d'Espanya, la única, grande y libre; també hi ha gent que no es posiciona, que prefereix fer d'observador i veure l'evolució d'un problema social, cultural i lingüístic entre d'altres.

Però sincerament, considero que tots ells estan errats. Realment una cultura ens pot separar? Realment una llengua pot dividir un poble? És cert que els que tenim arrels foràries i ens sentim catalans serem desmembrats per quatre cavalls, a la antigua usanza, i repartiran els trossos entre Catalunya i la resta d'Espanya?

Mentre espero desitjosa aquest moment en companyia de les formigues que recorren la meva ment, gordes i despiadades de nodrir-se de Cronos, em plantejo seriosament en crear una nova nacionalitat: vikilans.

Perquè vikilans? Penso que no cal cap explicació. En la societat de les etiquetes professionals, morals i ètiques ens hem acostumat a no sobresortir molt del ramat d'ases que som, perquè sobresortir significa assumir riscos, opinar, pensar, discutir. Rebatre està considerat com a mal vist a la societat. Inclús el fet d'haver estudiat dos o tres carreres està mal vist.

Així, com a bons vikilans, si hem de buscar alguna cosa que no sabem, ho fem a través de la Viquipèdia. Tenim fitxes senceres de Harry Potter, descrivint personatges i situacions; del Senyor dels anells, de Goya o bé definicions bàsiques de l'art.

Vikipèdia defineix l'art com el procés o el producte deliberat de l'organització dels elements en una forma que apel·la als sentits i a les emocions. Abasta una àmplia gamma d'activitats humanes, de creacions i de maneres d'expressar-se; de camps com la música, la literatura, el cinema, l'escultura i la pintura. El significat de l'art és explorat dins l'estètica, una branca de la filosofia. Es creu que per als primers Homo sapiens l'art va tenir una funció ritual, màgica, religiosa; aquesta funció, però, va evolucionar adquirint un component estètic i una funció social, pedagògica, mercantil o simplement ornamental.[1]

Així és de senzill. Tot a un clic de distància. No has de pensar ni tan sols. L'únic que has de fer és buscar en Sant Google què és el que més t'interessa i a partir d'ahí la Viquipèdia fa la resta.

Jugo amb les meves formigues mentals que, àvides de saber on vull arribar, miren al senyor Mutt desconcertades. Segurament el senyor Mutt està pensant que hauria d'anar al gra i deixar-me de tanta parafernàlia. Doncs que sàpiga, senyor Mutt, que cal fer una introducció abans de concretitzar. Que hagi fet una obra a nivell internacional no li dóna dret a jutjar la tasca dels altres.

A l'aula, a la universitat, a casa... a tot arreu emprem la Viquipèdia. útil, sens dubte, però més que útil pràctica, per no haver de llegir o no haver de pensar massa. Avui dia això de pensar no queda bé, així doncs, ara tenim una definició d'art estàndard, molt culta i que emprem per fer els nostres comentaris. M'imagino una conversa entre dadaistes:

-Què és l'art per a tu?

-L'art és el procés o el producte deliberat de l'organització dels elements en una forma que apel·la als sentits i a les emocions. Abasta una àmplia gamma d'activitats humanes, de creacions i de maneres d'expressar-se; de camps com la música, la literatura, el cinema, l'escultura i la pintura. El significat de l'art és explorat dins l'estètica, una branca de la filosofia. Es creu que per als primers Homo sapiens l'art va tenir una funció ritual, màgica, religiosa; aquesta funció, però, va evolucionar adquirint un component estètic i una funció social, pedagògica, mercantil o simplement ornamental.[1] I per a tu, què és l'art?

-Per a mi? L'art és el procés o el producte deliberat de l'organització dels elements en una forma que apel·la als sentits i a les emocions. Abasta una àmplia gamma d'activitats humanes, de creacions i de maneres d'expressar-se; de camps com la música, la literatura, el cinema, l'escultura i la pintura. El significat de l'art és explorat dins l'estètica, una branca de la filosofia. Es creu que per als primers Homo sapiens l'art va tenir una funció ritual, màgica, religiosa; aquesta funció, però, va evolucionar adquirint un component estètic i una funció social, pedagògica, mercantil o simplement ornamental.[1]

I així ad infinitum. Clar que un dadaista agafaria aquesta definició i la cremaria davant d'un museu al crit de Bansai! No, millor, enviarien un troià i petarien la Viquipèdia afegint una frase tal com "la Viquipèdia és el cementiri de les lletres. Hem de destruir-lo i crear-ne un espai nou".

Així és quan arriba el dia en què una persona, alumne o docent, et pregunta què és el que opines de l'art. En aquell moment notes com se't gela la sang. És clar, L'art és el procés o el producte deliberat de l'organització dels elements en una forma que apel·la als sentits i a les emocions. Abasta una àmplia gamma d'activitats humanes, de creacions i de maneres d'expressar-se; de camps com la música, la literatura, el cinema, l'escultura i la pintura. El significat de l'art és explorat dins l'estètica, una branca de la filosofia. Es creu que per als primers Homo sapiens l'art va tenir una funció ritual, màgica, religiosa; aquesta funció, però, va evolucionar adquirint un component estètic i una funció social, pedagògica, mercantil o simplement ornamental.[1]

Si ho tenim tots clar! Per què una persona en els seus cabals pregunta què és l'art per nosaltres si total L'art és el procés o el producte deliberat de l'organització dels elements en una forma que apel·la als sentits i a les emocions. Abasta una àmplia gamma d'activitats humanes, de creacions i de maneres d'expressar-se; de camps com la música, la literatura, el cinema, l'escultura i la pintura. El significat de l'art és explorat dins l'estètica, una branca de la filosofia. Es creu que per als primers Homo sapiens l'art va tenir una funció ritual, màgica, religiosa; aquesta funció, però, va evolucionar adquirint un component estètic i una funció social, pedagògica, mercantil o simplement ornamental.[1]?

Però encara queda gent molt boja que, després de cinc minuts torna a demanar-ho. Aquests bojos normalment solen ser nens que et recorden insistentment amb malícia que la teva curiositat ha disminuït considerablement i que ells la tenen en el seu poder. Ahí les formigues s'aturen i miren al senyor Mutt de reüll. Saps que no queda una altra, has de remenar entre les teves entranyes i buscar el teu concepte d'art, però fa tan de temps que no remenes que les vísceres estan emmerdades, podrides pel pensament global.

Ahí és quan tu mateix et preguntes què és l'art i t'adones que no serveix la definició anterior. Has de buscar més enllà, però com t'han ensenyat a opinar però no pensar o discriminar una informació d'altra, aleshores es fa més difícil.

Què és per mi l'art? Què significa? No tinc cap record on l'art no estigués present. Sempre, al meu costat, constant i atenta de no separar-se mai de mi. Obsessivament m'ha buscat fins al punt de veure art en les coses més curioses: a un quadre, a una família, a un incendi... Et quedes hipnotitzat, observant les flames sortir d'una finestra i penses que és una llàstima no tenir una càmera de fotos perquè la forma d'aquella flama sembla ves a saber què.

La meva pregunta és molt senzilla, senyor Mutt, Per què no busquem paraules per definir l'art dintre nostre en lloc de buscar definicions socialment correctes? Per què busquem definicions per coses que necessiten sobre tot sentit comú i comunió amb un mateix? La búsqueda dels nostres sentiments i pensaments ens porta més enllà d'una simple definició. Ens porta cap a la curiositat, és més, cap a l'auto-coneixement. Què sento jo respecte a una melodia? Quines emocions em desperta observar El crit, de Munch?

Buscar la definició d'art és en definitiva com buscar la definició de vida. Podem emprar la mateixa definició per tots nosaltres? Tan alienats estem que encara direm que si. Ja no distingim la vida d'un i d'altre? Malgrat tots sabem què és la vida cadascun té la seva pròpia experiència, única i irrepetible. Cadascun té unes prioritats diferents o similars però no hi ha cap persona que tengui les mateixes prioritats.

Així, retornant la pregunta del principi: Què és l'art? Considero que l'art és el pensament que es genera mentre ens fem aquesta pregunta. L'art no té sentit però ho sentim i ho concebem com a tal.

Més enllà de la matèria està l'art i a partir de la matèria podem expressar allò que és immaterial, que és precisament el que percebem. En música, concretament, aquesta immaterialitat es fa més patent. Tocar l'eternitat amb els dits sense poder-la agafar, com Apolo intentant atrapar Dafne inútilment.

A mesura que ens alliberem dels nostres prejudicis socials i artístics tenim més oportunitats de considerar art qualsevol cosa. Fins i tot un quadre negre sobre fons blanc o inclús una classe si nosaltres ho fem sentir com a tal.

Podríem discutir sobre l'art tota la vida sense arribar a un punt en comú. Crec que el debat sobre aquesta qüestió no és fructífer, perquè realment cada persona té un concepte patent del que el motiva i el fa sentir viu.

Dit això solament puc dir una cosa. PENSEU i SENTIU. Del contrari l'art està mort i no cal discutir més.