domingo, 13 de noviembre de 2011

Creativi... qué?

Escribir es un largo camino. Unas veces pasamos por frondosos valles, con árboles, frutas y lagos transparentes que nos transportan a otro lugar, otro mundo, otra época. Otras pasamos por un largo desierto en el que no encontramos nada que consideremos interesante a nuestros ojos, donde vamos buscando un poco de agua con la que poder saciar nuestros dedos, nuestra imaginación. Vemos un reflejo, un oasis, pero al escribirlo nos damos cuenta de que tan sólo es un espejismo. Encontramos un pozo, pero al no tener un recipiente con el que recoger el agua la idea que sustraemos es pobre, se escurre ágilmente. Más que saciarnos nos deja un regusto terroso y seco que nos frustra más aún si cabe.

Pero a pesar de lo largo o pesado que pueda ser el camino, a pesar de las heridas y los golpes, el conjunto en sí se nos antoja interesante. Llegamos a lo alto de una montaña desde la que podemos observar todo lo que hemos caminado. La puesta de sol refleja delicadamente los ríos y los lagos atravesados, el color rojizo del desierto al atardecer, el verde moribundo de los bosques y selvas por los que hemos caminado. En definitiva, ha merecido la pena.

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