viernes, 11 de noviembre de 2011

Ya sEmos grandes, ya no juEgamos

Este año estoy en un centro de primaria. Lo que más me gusta es la sala de material: rotuladores, pinceles, plastidecores, lápices, cartulinas, ¡Folios de colores!... Además, este año han comenzado a realizar ambientes, lo que hace que se torne todavía más interesante (aunque no cambio la sala de materiales, me la pido para reyes).

Les decía a mis compañeras al principio de curso que me daba envidia esa sala porque en secundaria, por norma general, no tienes una sala con materiales: compras lo que necesitas y luego pasas la factura. A mi modo de ver pierde la magia. Lo comparo con el día en que te enteras de quiénes son los reyes magos: te dicen quiénes son y encima quieren que sigas con la tradición de los zapatos y el anís. Claro que si eres un poco jodón, el día en que te enteras buscas los regalos por toda la casa, a modo de venganza personal.

Y es que no sé qué pasa cuando los alumnos llegan a secundaria que de repente, en unos meses, les pedimos, mejor, les exigimos, que crezcan todo lo que no les hemos dejado crecer en sus primeros años de vida. Seguramente esto ocurre porque es más cómodo para nosotros. El adiestramiento ha de ir más allá y en vez de entender que sus hormonas hablan por ellos y que hay que tratar primero con ellas para entenderlos, preferimos matarlas a cañonazos.

Hace unos días conversaba con una compañera sobre el juego. ¿Porqué en primaria se nos anima a introducir elementos a través del juego y en secundaria en cambio parece que hay que renegar de ello? Su punto de vista era que debían aprender a madurar, si no, llegarían a la universidad y todavía estarían jugando.

Me vino a la memoria un fragmento de ¿Quién educa a quién? Educación y vida cotidiana, de Eulalia Bosch, donde defendía que en secundaria se debería fomentar el juego serio. Le comenté que había más de un pedagogo que defendía la postura del juego a estas edades, aunque no se convenció.

Buscando en mi bibliografía recordé que ja Piaget también defendía tres fases en la educación:

-Fase preoperativa. De 2 a 7 años. Coincide con el conocimiento del lenguaje y es paralela a un momento simbólico del juego en el que los alumnos emplean objetos representativos.

-Fase concreta. De 8 a 11 años. Dado que los alumnos comienzan a adquirir una abstracción de pensamiento, se llega al juego ordenado mediante reglas.

-Fase normal. De 11 a 15 años. Fase de finalización del desarrollo lúdico.


Recapacitemos: Fase Normal, FASE de finalización del desarrollo lúdico. No defiende acabar con el aprendizaje lúdico a los once años, dice FASE.

No me deja de parecer paradójico y bipolar un sistema educativo en el que se pasan nueve años de la vida del alumno desarrollando una pedagogía lúdica, que ayude al alumno a aprender y que, de un año a otro, éste deba hacer un esfuerzo titánico por cambiar el concepto educativo que nosotros, los grandes, que lo sabemos todo pero no escuchamos, le imponemos. Para mí se asemeja a una hermosa selva del Amazonas que hemos ido creando, fomentando y cultivando y que, de la noche a la mañana, las tropas americanas arrasan con tanques y queroseno. Desierto, puro desierto mental que hipócrita y cínicamente no entendemos.

No se trata de jugar por jugar, se trata de motivar, de fomentar el interés por el conocimiento. A mí me encantan las bibliotecas ergo... ¿A ellos también? No, no necesariamente. El docente ha de ser el canal por el cual el conocimiento se hace presente, sin imponer, observando por donde exploran nuestros alumnos. El juego es una herramienta más que ponemos a disposición del alumno y que podemos utilizar si creemos conveniente y aprovechable, como cualquier otra herramienta.

¡No! No al juego, no a la danza, no a tocar diversos instrumentos, no al riesgo, no a la pasión, no a la vida... A mí me huele a docente rancio y resentido.

4 comentarios:

  1. Sí, y a mi más que a docente resentido, a docente sin sentido...

    No dejes de jugar.

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  2. El día que deje de jugar monto un puesto de chuches. ¡Gracias por comentar!

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  3. Quien aprendió jugando, no podría dejar de jugar?!! Acaso no es serio jugar? pues no es comedia, no es.
    Jugar. Pues que absurda la vida sin juego. Qué absurdo es no conocer lo absurdo. Y que absurdo despojarnos de la esencia del juego, esa energía o ese clima, de motivación en el que se encuentran grandes conflictos. Pues sin cuentos de hadas, tendrán todos que ir a terapia. Tendrán que ir a buscar el movimiento perdido, la llave del sentido.
    Jamás dejes de jugar, de urgan en los entrecijos.
    AMor Melanie.

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  4. "Madurez del hombre adulto: significa haber encontrado la seriedad que de niño tenía al jugar". Nietzsche. Qué grande eres, Semillas. Un abrazo enorme

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